Por la autodeterminación de las naciones originarias

Las naciones aymara y quechua, son una herencia del pasado que no han logrado un desarrollo pleno porque como no han ingresado al modo capitalista de producción no se ha producido en su seno la necesaria diferenciación social. Los campesinos siguen conjuncionando en los pequeños productores de las actividades agrícolas-ganaderas y artesanales. A la carencia de un amplio mercado interno corresponde una producción individual, dominada por las pequeñas parcelas y el primitivismo tecnológico. Las culturas aymara y quechua son culturas ancestrales, heredadas del pasado, que actualmente se van entrabadas en su desarrollo. Estas consideraciones explican por que los intereses nacionales de estas naciones mayoritarias no encuentran la adecuada expresión política. El problema campesino sigue siendo el problema de la tierra, punto de arranque de la superación del atraso, y no de la escuela. El apoyo a lo anterior podemos citar el hecho incontrovertible de que la discusión y práctica de la escuela indígena viene del tiempo atrás, que se ha invertido ingentes sumas de dinero, habiendo fracasado invariablemente todos los ensayos a este plano.
Las reivindicaciones nacionales y entre ellas la autodeterminación que es la más importante, son democráticas que originalmente fueron formuladas por la clase dominante y los intelectuales de la clase media. El que en el ámbito indígena no se hubiese formulado la realización de estas tareas tiene su explicación; observemos a lo largo de la historia que cuando la lucha campesina por la conquista de la tierra alcanzo niveles elevados inmediatamente insurgieron los objetivos nacionales, sin que sin embargo, hubiesen podido ser enunciados con nitidez y políticamente. Una de las formas de la resistencia de las naciones originarias a la opresión se ha concretado a través de las manifestaciones artísticas, cuyo contenido ultimo podría resumirse en la terca negativa a n dejar perecer los rasgos esenciales de la identidad cultural de los pueblos originarios frente a las imposiciones de la cultura opresora. Manifestaciones artísticas expresadas en multifacéticas danzas; donde se reactualizan y vigorizan las tradiciones. Los anhelos las formas de vida y lucha de las naciones originarias por su emancipación. Este hecho, adquiere especial relevancia, hoy en nuestros días donde el imperio norteamericano busca someter a los pueblos del mundo a políticas económicas de mercado, etapa culminante de la política neoliberal, para anexar a nuestro país a un gran mercado bajo su total dominio. Hasta estos últimos años esa política se ha traducido en mayor hambre, miseria, destrucción del aparato productivo nacional.
Ante esta evidencia enarbolamos la bandera de la autodeterminación de las naciones originarias defensa de nuestra identidad cultural y la lucha por la liberación nacional y social de una conciencia orientada a posibilitar el reconocimiento del derecho a la autodeterminación de las naciones originarias en el marco de la constitución de una nueva sociedad donde se acaben con todas las formas de opresión nacional y social.
Wilson Choque Mamani
Jilakata Mayor
Ayllu Urinsaya


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